miércoles, 25 de mayo de 2011

Síndrome de Peter Pan: ¡No quiero crecer!


El síndrome de Peter Pan, o SPP, es un trastorno psicológico que se manifiesta en las personas adultas mediante un comportamiento infantil o un rechazo frente a toda responsabilidad. A continuación te mostramos las explicaciones.

¿Qué es?
Estudiado por Dan Kiley, el síndrome de Peter Pan es un trauma que bloquea la madurez emocional del niño. En otras palabras, la persona afectada crece con normalidad, su inteligencia se desarrolla, pero su corazón permanece bloqueado en la infancia, como Peter Pan, que se encierra en un mundo maravilloso, lejos de los problemas de los mayores... Así pues, el síndrome aparece al principio de la edad adulta.

¿De dónde viene?
Este trauma viene de la infancia, el período en el que el individuo se construye un equilibrio afectivo. Normalmente, una armonía se dibuja gracias al amor transmitido por los padres. Por lo tanto, una carencia afectiva puede ser el principio del síndrome de Peter Pan. Al crecer, los niños “mal queridos” desarrollan un problema. Se sienten desprotegidos y angustiados frente a lo desconocido del mundo de los mayores.

¿A quién afecta?
Parecería que este síndrome afecta más a los chicos que a las chicas. A menudo se cita al hijo mayor de una familia cuyo padreestá ausente, poco presente o se muestra irresponsable. A partir de ahí, si la madre está cansada o deprimida, no tendrá el tiempo ni la fuerza para darle a sus hijos el cariño que necesitan para desarrollarse con normalidad. Pero todavía es peor si la madre no tiene confianza en ella misma, y si la busca en sus hijos, ya que corre el peligro de absorberlos, de minarlos intentando sacar de ellos la fuerza que le falta. En estos casos, no es la madre quien lleva a sus hijos, sino que son los hijos los que deben llevarla a ella.

Las consecuencias en el adulto
Una vez adulto, el individuo traumatizado tendrá dificultad para controlar sus sentimientos. Por ejemplo, un hombre esperará de su compañera una postura de madre y del amor maternal que ello implica. Paradójicamente, este nuevo sentimiento, dado que no lo ha conocido hasta el momento, puede darle miedo y angustiarle. Se trata, por lo tanto, de un miedo crónico que vive cada día la persona afectada, extraña respecto a las emociones de los adultos. El riesgo de tensión con sus allegados es frecuente, más si no se da cuenta de que está enferma. De la menor observación hace una montaña que hay que superar, lo que pulveriza día a día la poca confianza que tiene en ella misma.

La sexualidad
El único momento en que la persona afectada puede sentirse segura y querida se encuentra en su vida sexual. Es un instante tranquilizador, en el que el hombre-niño (o la mujer-niña) se deja llevar. El riesgo: una vida sexual desproporcionada, incluso incontrolable. Algunas personas incluso pueden llegar a ser infieles, no porque estén insatisfechas con su relación, sino sólo por sentirse todo el tiempo queridas y deseadas.

¿Cómo salir del síndrome de Peter Pan?
Curarse cuando se sufre este síndrome necesita un tiempo y, en primer lugar, hay que querer curarse. No hay que olvidar que, de alguna manera, el corazón ha sido neutralizado desde el día del bloqueo. Por lo tanto, se trata de llevar a cabo una verdadera reeducación. Para ello, la persona debe proceder en varias etapas:
1. Llegar a comprender que está enferma
2. Conocer sus sentimientos, lo que suprime el bloqueo emocional, la falta de empatía para dejar de tener miedo de los demás y dejar de estar angustiada. Para esta etapa, se recomienda anotar los sentimientos día a día para volver al contacto consigo misma.
3. Pensar en una terapia. Ir a ver a alguien y hablar con una persona competente en la materia es una buena forma de abrirse y de retomar la confianza en uno mismo. Además, el SPP puede conducir a la persona a deprimir. Por lo tanto, es indispensable poder hablar de ello y mantener un seguimiento.

¿Cómo reaccionar si se trata de alguien cercano?
Lo más importante cuando alguien cercano sufre este síndrome es tener confianza en él, no dudar en hacerle ver sus esfuerzos, a apoyarle verbalmente. Tendrá más seguridad y progresará de forma natural.

Las terapia que se deben evitar
No te lances con prácticas de meditación sin reflexionar sobre ellas, ya que algunas están rotundamente contraindicadas para las personas que sufren el síndrome de Peter Pan:
- El yoga
- La hipnosis
- El método Vittoz
- La Programación Neurolingüística (PNL)
Estas técnicas de relajación distinguen el cuerpo y los sentimientos, mientras que para curarse, se pide a los pacientes que sientan sus emociones y distingan sus efectos sobre el cuerpo.

martes, 24 de mayo de 2011

Complejo de Wendy: Madre, mas que esposa

No forma parte de los trastornos mentales descritos en manuales psiquiátricos, sino de una conducta que el psicoanálisis bautizó como tal debido al comportamiento de las mujeres que están dispuestas a desempeñar el papel de madres de hombres adultos que se niegan a crecer.

Seguramente usted conoce, aunque no lo haya leído o visto en cine, la esencia del relato Peter Pan, la historia del niño que no quiso crecer, novela escrita por el escocés James Matews Barrie en 1904.

Recordemos que Peter era un niño que escapó de su casa a tierna edad y que nunca se hizo adulto; tenía la facultad de poder volar y llevó a muchos niños perdidos ("los que se caen de sus cochecitos cuando sus niñeras están distraídas") a la tierra de Nunca Jamás.

En la novela se describe que Peter visita con frecuencia el hogar de Wendy, Michael y John para escuchar los cuentos que narra la madre de éstos, la señora Darling; una noche, justo cuando el matrimonio asiste a una fiesta, Peter los convence para viajar al país de Nunca Jamás, donde Wendy repite los relatos que conoce de memoria a los niños perdidos y cuida de ellos convirtiéndose en una madre sustituta, es decir, una adolescente a la que le encanta dicho papel.

La historia transcurre entre aventuras y la amenazante presencia del capitán Garfio, pero más allá de las anécdotas vale rescatar la visión de Wendy, quien reflexiona sobre lo que ocurre en ese lugar y llega a la conclusión de que Peter no quiere o es incapaz de asumir responsabilidades adultas. Finalmente, la chica regresa a su hogar, prometiéndole al personaje que cada primavera volverá para limpiar y ordenar su casa.

Wendy al banquillo
El psicólogo Dan Kiley describió en 1983 el síndrome de Peter Pan como aquel que se puede aplicar a hombres que se niegan a crecer, es decir, adultos que no asumen sus responsabilidades como tales. Un año después usó el término síndrome de Wendy para definir a las mujeres que actúan como madres de su pareja.

La persona que se acerca al patrón de Wendy posee algunas de las siguientes características:

  • Desarrolla el rol de madre protectora, por lo que toma como suyas las responsabilidades que su compañero no acepta.
  • Piensa que sus padres la han excluido, por lo que ella asumirá lo que considera un buen modelo paterno y lo pondrá en práctica con quien se deje cuidar.
  • Necesita que la respalden pues, en forma paradójica, se siente sola e insegura.
  • Cree que la persona a quien cuida abusa de su buena fe.
  • No hace nada para cambiar la situación por no provocar un conflicto

Algunos especialistas complementan este perfil y afirman que las mujeres con este síndrome disfrutan al tener control sobre la vida de su pareja. Al mismo tiempo, justifican la conducta de su compañero mediante una imagen comprensiva, y así, dirán: "No es egoísta, está muy ocupado y por eso no puede llamarme", encubriendo con exceso de protección los defectos y debilidades de su compañero.

Por otro lado, es común que sea codependiente de su pareja, incluso al grado de tener una conducta de autocompasión expresando, por ejemplo: "Aunque me insultes, necesito que me digas que no puedes estar sin mí". Si las cosas no resultan como ella quiere se queja, insulta y amenaza, lo que evidentemente es muestra de su gran inmadurez e inseguridad.

Te quiero como madre
La psicóloga clínica Janet Cardozo explica que la mayoría de los complejos psicológicos se relacionan con un rol en el que hay una víctima y un salvador. Así, la Cenicienta buscará al príncipe, que a su vez necesita rescatarla para sentirse más importante; en el caso de Wendy, se convertirá en la madre de su esposo.

La historia de Peter Pan y Wendy, dice la especialista "nos habla del estado de desamparo en el que ambos estaban en el momento de conocerse, por lo que queda en evidencia que la falta de apoyo es el motor para el enamoramiento entre estos personajes".

Desde su viaje al país de Nunca Jamás, Wendy se convierte en una especie de madre para Peter asumiendo todas las responsabilidades que el eterno niño no puede. Así, mucha gente pensará que la mujer es la más afectada si se encuentra en una posición semejante a la planteada, es decir, como víctima de su marido, pero hay que reflexionar sobre su responsabilidad en la relación de pareja, pues en muchas ocasiones las mismas mujeres son las que se hacen cargo de los compromisos del otro. En resumen, este comportamiento sugiere una visión distorsionada del rol materno, lo que alienta la aparición del síndrome de Peter Pan.

Así las cosas, tal parece que la única manera de que el inmaduro Peter salga a flote es encontrando una mujer "Campanita", es decir, alguien que lo acompañe y apoye, pero no a costa de todo; una persona que le sugiera modificar algunos rasgos de su conducta pero que, simultáneamente, le haga entender que podrá abandonarlo si no cumple con sus expectativas.

Si usted siente que se identifica con el rol de Wendy cuide que la protección que brinda a su media naranja no se extralimite, porque entonces corre el riesgo de convertirse en su madre y no en su compañera, situación que sería un cheque al portador hacia el fracaso de su relación.

Fuente:http://www.saludymedicinas.com.mx/articulos/1486/complejo-de-wendy-madre-mas-que-esposa/1

viernes, 20 de mayo de 2011

Violaron a una compañera... ¿que hago?

Buenas Tardes, quisiera ayuda urgente ya que hoy por la mañana una compañera fue atacada sexualmente y esta muy confundida, igual que nosotros. No sabe quien fue el agresor, pero lo que si es que tenemos un sospechoso, aun que ella no quiere denunciar por miedo. Su esposo es muy violento, es golpeador y ella tiene miedo a que al saber lo sucedido le dé de golpes... ¿cómo podemos ayudarla?, ¿qué podemos hacer por ella?

Lamento mucho a situación por la que esta pasando tu compañera, pero definitivamente tiene que hacer varias cosas a la brevedad, ya que en un caso de violación se debe actuar contra reloj. Lo primero que podría aconsejarles es que logren tranquilizarla para que pueda de una forma mas neutral tomar una decisión, la cual debe ser rápido pero lo mas acertada posible.

Lo primero que se recomienda es que acuda directamente a denunciar, puede hacerlo en "Asuntos Sexuales de la PGJ", ubicado en la calle Ocampo en el centro de Mty. ahi le tomarán sus declaraciones y le harán los exámenes pertinentes, asi como le otorgarán apoyo psicológico. O bien, puede irse directamente al Hospital Universitario y ahi le apoyarán.

De no querer denunciar, que es lo que me manejas en tu explicación, ya sea por miedo o por las razones que ella tenga, sí es recomendable que acuda como quiera a una visita médica para poder saber si hay daños internos. Conversando con una amiga que es Doctora, me recomienda que se realice una exploración vaginal, exploración física para descartar contusiones y que de preferencia sea con un ginecólogo, ya que será necesario recolectar muestras vaginales. También sería conveniente que platicara con el Dr. sobre la opción de tomar "la pastilla del día siguiente", y planear a un tiempo adecuado, exámenes del VIH, Sífilis, etc. El Dr. se lo puede explicar mejor.

Lo mas importante es que le apoyen a que decida cual será la mejor desición a tomar... muchas mujeres quisieramos que todas tomaran la denuncia como primera opción, pero en el miedo que ella manifiesta, difícilmente se sentirá confiada a hacerlo, cabe aclarar que al momento de hacer la denuncia puede declarar que sufre de violencia física por parte de su esposo y que siente temor a ser lastimada por el, y así que quede asentado que de haber una agresión, el sería el primero en ser cuestionado; pero volviendo al punto de las decisiones a tomar... debe quedar claro que cualquiera que ella tome, tiene consecuencias. Si denuncia o no, tendrán consecuencias... debe sentirse sumamente preparada para enfrentarlas! Denle el abanico de opciones y que ella decida. Una vez hecho esto, como amigos, apoyenla y pidanle que no deje de pedir apoyo profesional, eso es VITAL para enfrentar las consecuencias de cualquiera que haya sido su desición.

Espero haberte ayudado...

Que tengas lindo día!

miércoles, 18 de mayo de 2011

"¿Para que ir al psicólogo?"


Muchas veces nos encontramos en momentos de nuestras vidas y nos preguntamos en ocasiones sí seria bueno acudir al psicólogo.

Otras veces es sugerido por algún amigo, familiar, la escuela, o lugar donde laboremos.

Esta búsqueda se basa en la propia percepción de síntomas o malestar, sin que muchas veces sea evidente la causa que los motivan.

Una persona puede estar constantemente deprimida y no sepa el origen de su depresión, o pueda percatarse de algunos indicadores que se la provoquen pero casi siempre todo proviene del inconciente.

Y es aquí donde entra la ayuda del psicólogo. Como bien se sabe el primer paso de es aceptar, reconocer o identificar que existe algo que nos impide desenvolvernos cotidianamente de la mejor de las maneras.

Hay casos en los cuales acude un paciente sin que éste acepte su problema por que es "obligado" a ir por los padres por ejemplo en el caso de un adolescente.

De cualquier forma sirve pues ahí se empieza a trabajar en este caso con la negativa del problema a tratar.

Existen muchas razones por las cuales se visita al psicólogo. Algunos temas entre los más comunes son la persistente sensación de malestar (físico o mental), insatisfacción inmotivada, problemas de comportamiento o adaptación ya sea en la vida escolar, social o laboral en el caso de adultos, fatiga constante, tristeza y depresión crónicas, fobias, peso o pautas de alimentación inadecuadas, dificultad prolongada de conciliar el sueño o bien irregularidades en el sueño, insatisfacción sexual, necesidad de estimulantes o tranquilizantes, tensión y dificultad para desenvolverse en las relaciones interpersonales, abuso sexual, sentimientos de soledad, conflictos de pareja, falta de comunicación, violencia familiar, fracaso escolar, apoyo psicológico en casos de enfermedades como cáncer, problemas con la bebida, miedos, consumo de drogas, la muerte de un ser allegado, problemas con la familia y proceso de separación entre otros.

Es motivo de consulta cualquier otra condición de vida o experiencia caracterizada por el sufrimiento personal.

Un psicólogo nos es de gran ayuda en momentos de conflicto, de necesidad de hacer un alto en el camino, de toma de decisiones trascendentales.

En ocasiones nos encontramos en desorden tanto interno como externo y creemos que podemos solventar las situaciones nosotros mismos pues se nos enseña que somos capaces de manejar lo que la vida nos trae día a día; y sí, claro que somos capaces los seres humanos de eso y más, sin embargo como se menciona anteriormente, hay momentos en la vida que el cúmulo de situaciones, labores, actividades y personas que nos rodean son muchas y representan un "todo" saturado de stress, ansiedad o tristeza etc. dependiendo el caso y que mejor poder vivir en armonía y sin constante angustia.

Muchas veces el problema es totalmente desconocido por el paciente, que solo es consciente de los síntomas.

En estos casos el psicólogo nos ayudará a descubrirlo o a concretarlo ya que es muy habitual que los problemas sean realmente expresiones de otros más profundos.

Un ejemplo muy claro puede ser la depresión, podemos creer que estamos deprimidos por que fracasamos constantemente en los objetivos que nos proponemos y eso causa una profunda tristeza aunada a desmotivación y apatía respecto a ese asunto, se desborda para otro tipo de situaciones las cuales no tienen que ver aparentemente con nuestro motivo manifiesto del cual creemos estar deprimidos.

Pero realmente será la causa de la depresión el no poder cumplir con las metas, o tal vez pudiera ser que inconscientemente estemos en constante fracaso por decir un ejemplo por que en la infancia solo escuchamos un "no vas a poder", "siempre haces todo mal", pero al pasar de los años esa palabras han marcado nuestro inconsciente y sí, definitivamente a una persona que se le dice "no puedes" pues no va a poder.

Aunque quiera. En el tratamiento psicológico se le ayuda al paciente a hacer consciente lo inconsciente y de esa forma encontrar el origen de sus dolencias o fracasos.

Ya una vez consciente del porque del aquello que hacia ruido en su inconsciente producía todo ese enredijo que venía a dar resultado con un constante fracaso, cesará su depresión y muy posiblemente no fracasará de nuevo, claro está que las cosas no se hacen solas y hay que hacer que sucedan.

Al inicio de la relación terapéutica se establece por parte del psicólogo, psicoterapeuta o psicoanalista una confidencialidad total.

Es ir en contra de la ética profesional el comentar sobre lo que se habla en sesión.

Esto permite al paciente que se abra con total confianza para que pueda hablar de aquello que nadie sabe, de aquello que tanto le duele y nadie comprendería, de cosas que no serían entendidas por su familia e incluso por el amigo más íntimo.

Estamos rodeados de personas, a veces pocas a veces muchas o incluso hay gente que está muy sola que no tiene a nadie, hay personas que están dispuestas a ayudar, a escuchar, o incluso a dar consejos.

¿Pero en que termina todo? Si queremos que solo nos escuchen, nos dan opiniones que no pedimos, terminamos a veces regañados, y nos hacen sentir peor, o incluso nos dan consejos de cosas que podemos hacer según esto para mejorar el "problema" pero la terminamos regando como comúnmente decimos.

Incluso podemos hasta salir distanciados de alguien o enfadados por que no nos gustó lo que nos dijeron.

Para eso hay profesionales que están capacitados no para empeorar a la persona, sino para ayudarla, escucharla sin juzgar, para ofrecer posibles soluciones a la problemática.

Dos cabezas piensan mejor que una, y más cuando esa "una" está en conflicto. El psicólogo no dice lo que se debe de hacer, orienta en determinado momento para que el paciente tome sus propias decisiones y lo que mejor le parezca, que sea responsable de sus acciones y decisiones, que sepa como manejarlas.

Escucha, no juzga, no dicta. Es un apoyo que ofrece escucha, silencio, ayuda. Claro que se suena como que uno no hace nada.

Pero el que el psicólogo no conteste de inmediato a los cuestionamientos de su paciente o de las respuestas inmediatas o que el paciente quiere oír, no significa que no trabaje, que no esté al tanto de lo que le sucede a su paciente o que lo ignore.

Se analiza cada palabra, cada detalle, cada movimiento, cada reacción. Se trata de hacer consciente lo inconsciente para que posteriormente no se repitan las historias.

Para que cada paciente sea una mejor persona. En Psicología como en todas las otras profesiones, lamentablemente tenemos profesionistas que no están casados con la profesión, con la ética que debemos de respetar y el compromiso que esto representa.

Se sabe de pacientes que llegan con un profesionista de la salud mental, por segunda vez o tercera, comentando que las experiencias que tuvieron anteriormente fueron malas.

Esto produce cierta desconfianza en los pacientes o en las personas que conocen a un paciente que ha ido a sesión y les va mal.

Las personas no quieren ir de nuevo y es comprensible. Es como cuando vas a un restaurante y te atendieron mal y la comida no te gustó, como dicen: por un cliente insatisfecho van a saber diez personas mas que no vayas a dicho restaurante.

Pasa lo mismo. Pero a diferencia de un restaurante y de la necesidad del hambre; las cuestiones que pertenecen a la mente no hay que dejarlas de lado por una mala experiencia.

Invito a las personas que han tenido una mala experiencia a que no dejen de lado su situación.

Busquen a un psicólogo que les recomienden, darse otra oportunidad de visitar a uno diferente hasta que encuentren a uno que les haga sentir bien.

Pasarán pocas sesiones para que uno se de cuenta de si hay esa química por así decirlo, para darse cuenta del profesionalismo que tiene la persona a la que estamos acudiendo por ayuda.

Fuente: http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=122904